DISIPAR EL TEMOR A COMPARTIR
Por el Reverendo Howard Ray Carey
«Realmente espero con ganas el Día de la Declaración», apunta alguien, «pero también me da un poco de miedo. Me preocupa que lo de compartir vaya a suponer muchas privaciones.» Otro pregunta, «¿No es este principio de compartir otra idea comunista?» Otros creen que la idea del compartir es algo completamente nuevo, o que incluso es ajena a nuestra naturaleza humana.
¿Surgen estos conceptos erróneos de la pesada carga del temor mismo, bajo la cual la mayor parte de la humanidad se enfrenta ahora? Si honestamente echamos una ojeada a estas pautas de ansiedad vemos claramente cuán infundados son. ¿Como podría, por ejemplo, resultarnos ajeno el principio de compartir? La familia, la unidad básica de la sociedad humana, conlleva que sus miembros compartan mucho. En una familia bien organizada gustosamente proporcionamos a los miembros más débiles, nuevos y ‘en vías de desarrollo’, todo lo que necesiten no sólo para su supervivencia sino también para su sano crecimiento. Por tanto parece evidente que lo que se requiere ahora es la extensión de los principios y prácticas de la unidad individual familiar a la raza humana entera. Llegando a un entendimiento y experiencia de ser, una familia planetaria es muy necesaria con el fin de aplicar este principio básico de compartir en todo el mundo.
El temor de que compartir signifique comunismo fue contrarrestado por la respuesta que dio Benjamin Creme sobre este tema, diciendo que el compartir se asemejaría a la forma utilizada por los primeros cristianos. Recuerden que en el libro de Los Hechos de los Apóstoles se nos dice que los primeros cristianos en Jerusalén compartían hasta el extremo de tener todas sus cosas en común. Probablemente el futuro sistema de compartir, bajo el liderazgo de Maitreya, no será una copia a papel carbón del utilizado hace casi 2.000 años. Pero seguro que tampoco será lo que actualmente se conoce como comunismo. Algunas personas parecen estar tan completamente dominadas por el temor del comunismo que cualquier movimiento progresista es clasificado automáticamente de ‘rojo’. Con toda seguridad, podemos superar esta forma mental o trampa irracional.
Aunque el compartir encuentra verdaderamente sus orígenes en la antigüedad, nosotros, en nuestra codicia y separatividad, lo hemos descuidado tanto que se nos antoja como algo nuevo. Una ojeada a algunas de las muchas referencias bíblicas sobre este principio, tanto en el Nuevo como en el Viejo Testamento, nos proporciona amplia evidencia de la considerable importancia del compartir en la tradición judeo-cristiana.
En la ley mosaica, por ejemplo, hay muchos consejos o mandamientos sobre compartir con los pobres y los necesitados: «Por eso te doy yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra.» (Dt. 15:11)
«Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo … no le exigiréis interés.» (Ex. 22:25) Y en los Proverbios de la Biblia: «Quien desprecia a su vecino comete pecado; dichoso el que tiene piedad de los pobres.» (Prov.14:21). La preocupación de Dios por los pobres se demuestra en párrafos como en el Salmo 113:5- 8: «¿Quién como Yahveh, nuestro Dios…levanta del polvo al desvalido, del estiércol hace subir al pobre, para sentarle con los príncipes, con los príncipes de su pueblo.» Y el que escribió los Proverbios insta a extender esta práctica de compartir hasta en aquellos que son considerados enemigos: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber». (Prov. 25:21)
Maitreya nos ha proporcionado una respuesta de lo más alentadora a esta pregunta. En Su mensaje Nº 125 encontramos las siguientes palabras, «Muchos esperan Mi Venida con turbación, temerosos de perder todo lo que han amado, todo lo que han amasado y ganado. No temáis, amigos Míos, porque la pérdida será la pérdida de la separación sólo, de la división y del temor, de la envidia y del odio. Para liberar al mundo de esto, todo debe rehacerse». Si la desaparición de las viejas formas divisorias se lleva a cabo rápidamente, es de concebir que puedan ser necesarios algunos severos ajustes, especialmente por parte de aquellos que están acostumbrados a vivir con todo lujo. Pero serán más los beneficios que lo que podamos perder con la división y la separación, que nos incumbe a todos nosotros alegrarnos y dar la bienvenida al Plan de fraternidad y compartir, sean los que sean los ajustes que se requieran.
En los escritos bíblicos también encontramos afirmaciones parecidas, «Si repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía. Te guiará Yahveh de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan.» (Is. 58:10-11) Y recordemos la promesa de Jesús, que nos fue dada en Lucas 6:37: «Dad y se os dará: una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá».
Además, a través de Alice Bailey, el Maestro DK nos sorprende con esta extraordinaria afirmación: «El discípulo debe aceptarse a sí mismo, tal cual es, en cualquier momento dado, equipo y circunstancias, entonces deberá subordinarse a sí mismo, a sus asuntos y a su tiempo y a las necesidades del momento …. Cuando lleve a cabo esto en su conciencia, y piense por lo tanto de acuerdo a los verdaderos valores, descubrirá que se solucionan sus propios asuntos, se acrecientan sus capacidades y se olvida de sus limitaciones. (El Discipulado en la Nueva Era, Tomo II, p.48)
Todas estas citas, antiguas y modernas, proporcionan simplemente un breve muestrario de la plétora de afirmaciones sobre los grandes beneficios que resultarán cuando realmente abracemos el principio de compartir, y los practiquemos – tanto en nuestras relaciones personales como en las internacionales.
El sistema mediante el cual la sangre y el oxígeno circulan a través del cuerpo humano es bello y eficaz. Pero si a causa de hábitos perjudiciales, una dieta incorrecta, etc. una o más arterias principales se bloquean se daña a todo el cuerpo, dando como resultado, a menudo, la muerte de ese cuerpo. Igualmente, el Plan divino para la circulación por todo el cuerpo de la humanidad de sus sustancias necesarias es un Plan bello y eficaz. Pero ahora demasiadas arterias de distribución de la humanidad están bloqueadas por el egoísmo, la codicia y la falta de entendimiento. Se nos ha advertido debidamente que este bloqueo podría conllevar la muerte de todas las formas de vida en el planeta tierra.
Justo a tiempo, aquél que se encuentra a la cabeza de nuestra Jerarquía Espiritual no sólo se está preparando, sino que está en proceso de presentarse a Sí mismo y al Plan divino para conducirnos y mostrarnos el camino a seguir para desbloquear estas arterias. Esto restablecerá la salud de nuestro planeta y conducirá a una mayor plenitud, como nunca antes hemos conocido o soñado.
¿No es hora ya de escucharle, de prestarle atención y de entregarnos completamente a su orientación y guía en el desarrollo de este Plan de sabiduría y amor? Si tenemos dificultades a la hora de abandonar las viejas formas, quizás podamos aprender una lección del iniciado Pablo, que dijo: «Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo… Olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús. Así pues, todos los perfectos tengamos estos sentimientos.» (Epístola a los Filipenses 3: 7, 13-15)
Concentrémonos en la bendición de Maitreya cuando dice,»Que la Luz, el Amor y el Poder Divinos del Único y Santísimo Dios se manifiesten ahora en vuestros corazones y en vuestras mentes. Que esta manifestación os lleve a aceptar rápidamente Mi Enseñanza.» (Mensaje Nº 139) mayo de 1987